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Lesiones comunes en los caballos

Siempre es mejor curar que prevenir, especialmente cuando se refiere a las lesiones en caballos que pueden acabar requiriendo un tratamiento veterinario costoso. Es virtualmente imposible evitar que los caballos nunca se hagan lesión alguna, pero los siguientes consejos pueden ayudarte a reducir el riesgo:


Contusiones: son una parte de piel o tejido dañado donde los capilares sanguíneos se han roto y resultan en un hematoma interno o externo. Son causados por un trauma o golpe, como la patada de otro caballo. Pueden parecer menos graves que las laceraciones, pero aún así es importante revisarlos y si es necesario, que los trate un veterinario. Mientras tanto debes asegurarte de que tu caballo se queda quieto y aplicarle una compresa fría en el golpe.


Laceraciones: son las lesiones más comunes entre los caballos. Estas pueden variar en tamaño, forma y profundidad y pueden aparecer en casi cualquier parte del cuerpo del caballo. Las laceraciones en las patas y en la cabeza del caballo tienen tendencia a sangrar profusamente porque los vasos sanguíneos en estas zonas están más cerca de la piel. Si la herida parece ser profunda o en una zona sensible como cerca de una articulación o tendón, deberías consultar a un veterinario inmediatamente para evitar cualquier daño a largo plazo.


Cojeras: Para juzgar si tu caballo está cojo, necesitas estar familiarizado con su paso habitual y su forma de cargar el peso. Si tu caballo está experimentando alguna molestia cuando está de pie o en movimiento, o hay alguna prueba de inflamación, deberías investigar inmediatamente. El problema podría ser tan sencillo como una piedra en el casco o tan complicado como una fractura de hueso o problema de ligamentos. No dejes pasar más de unas pocas horas antes de consultar con el veterinario si los síntomas persisten, ya que podría llevar a un daño permanente.


Heridas con exceso de tejido de granulación o “Proud flesh” : puede ocurrir durante el proceso natural de curación de una herida. Mientras una herida se cura, el exceso de tejido puede impedir el crecimiento de nuevas células de la piel y evitar que la herida se pueda cerrar. Este fenómeno se puede originar por una infección, una restricción del riego sanguíneo o que el caballo se mueva demasiado e impida que la herida se cierre.


Heridas por clavarse algo: Este tipo de heridas pueden pasar desapercibidas durante mucho tiempo y esto implica que sus consecuencias pueden ser a menudo más serias, especialmente si llevan a una infección del tejido profundo. Es recomendable consultar con el veterinario sobre este tipo de heridas, ya que podrían necesitar un tratamiento especial para asegurar que no alberguen bacterias.


Arañazos y abrasiones: son heridas comunes que suceden muy frecuentemente. Aunque no son terriblemente graves, pueden interferir con las actividades del día a día, como el cepillado o la monta. Es importante pues tratarlas con un desinfectante para reducir la posibilidad de infección y que no lleve a problemas más serios.


Heridas por la silla de montar: son exactamente eso – heridas causadas por una silla o cincha que no se ajustan bien. Deberías dejar de montar a tu caballo de inmediato y darle a la herida la oportunidad de curarse y cambiar o mandar a ajustar la silla o cincha una vez que tu caballo se haya recuperado. Mientras tanto, trátalas de la misma manera que las otras heridas o abrasiones, limpiándolas con desinfectante.


Como evitar las lesiones comunes en los caballos