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Escucha a tu caballo


Este post es una traducción de un artículo de la revista Equus que me ha parecido muy interesante porque va en la misma línea que Paulette Evans con Ribbelton Attunement o Imke Spilker en su libro Empowered Horses, línea que yo misma estoy empezando a explorar y a aplicar.

Según Sharon Wilsie, la autora del libro Horse Speak: An Equine-Human Translation Guide: Conversations With Horses in Their Language, los caballos nos hacen preguntas todo el rato, y con práctica puedes aprender a responder adecuadamente e iniciar una conversación con sentido.

La supervivencia de un caballo depende de su habilidad para observar lo que sucede a su alrededor y ver los mensajes sutiles de otros caballos. Esto es posible sólo cuando la “manada” (ya sea de la misma o de múltiples especies, de muchos o sólo dos individuos, en una cuadra o sueltos en el pasto) está tranquila. Cuando un caballo empieza a meterse con otro, el resto de la manada se separará tranquilamente de ellos, ajustando sus posiciones hasta que haya un estado de calma de nuevo. En un conflicto, los oponentes pueden llegar a patearse o morderse, quizás uno eche al otro. Pero entonces, tan rápido como se ha iniciado el desacuerdo, se acaba. Los caballos no se desenvuelven bien viviendo en el estrés ni en la exaltación.

Si se observa a una manada de manera habitual, se verá que a menudo están de pie a unos metros unos de otros, algunos tumbados, otros pastando, pero todos buscan un estado permanente de calma.

Muchos de nosotros intentamos estar tranquilos alrededor de los caballos como norma general, pero en realidad es esencial para aprender a comunicarse con ellos. Estar en calma por dentro nos permite estar más presentes, en el momento, que es la forma de observar las sutilezas del lenguaje equino, para empezar. Establecer maneras de estar “presente” con tu caballo es también la forma en que verás su lenguaje. El estado de estar presente en el momento, consciente y calmado, se llamaría Cero Interior.

Estar en Cero es lo primero que hay que aprender. Hay que imaginarse nuestro lugar preferido donde estamos en calma, un lugar feliz. Algunos pensarán en su canción favorita, en una bella imagen o en un recuerdo emocionalmente agradable. Todos tenemos puertas individuales hacia nuestro estado Cero. Practica la sensación que te llega cuando piensas en la imagen, sonido o recuerdo gatillo y vuelve a ella repetidamente. Esto es el Cero en el interior. Una forma de ponerlo a prueba es que cuando estemos cerca de los caballos, balanceemos el peso de un pie a otro y respiramos desde el abdomen. Entonces observamos si los caballos responden y cómo.

Otra herramienta para ayudarte a permanecer tranquilo y presente, pase lo que pase o lo que haga el caballo, es pensar “qué curioso”. Decir “qué curioso” neutraliza las emociones. O decir “interesante”, que también es una expresión que no juzga. No importa si las cosas van bien o mal con tu caballo, tienes que encontrar tus palabras gatillo que te ayuden a permanecer tranquilo y presente.

GESTIONAR EL “CERO EXTERIOR” Y AJUSTAR EL VOLUMEN

La mejor forma de comunicarse claramente con los caballos es con gestos planificados y deliberados. Cuando tu nivel de intensidad interno es tranquilo o cero, no quiere decir que haya que estar callado o sin un objetivo. Los caballos prefieren que nos movamos con un propósito, siendo conscientes del entorno y siendo seguros de nosotros mismos. Para un caballo, la asertividad segura y tranquila es el equivalente a calma. Entienden que todo está bien. Además, aportar tranquilidad les promueve la confianza mutua porque los caballos aspiran a permanecer en este estado.

La mayoría de las veces los caballos susurran a través de su lenguaje corporal. Un gesto de asentimiento tranquilo con la cabeza, un leve movimiento de cola, la intención de recoger un pie cambiando el peso del cuerpo, con esto dicen todo lo que necesitan decir a otro caballo. Ocasionalmente, un caballo “grita” un mensaje a otro con movimientos o gestos extremos, pero habitualmente los caballos dicen lo que necesitan en el volumen más bajo necesario. Incluso si suben el volumen, son expertos en volverlo a bajar, calibrando los movimientos de su lenguaje de manera precisa. Los caballos no quieren malgastar energía discutiendo por tonterías o aferrándose a rencores. Para asegurarse la seguridad en la naturaleza, quieren estar tranquilos y no llamar la atención de depredadores con ruidos o vibraciones de los cascos en la tierra.

Cuando un caballo le pide espacio a otro simplemente balancea su cola, o mueve su cabeza, o si no, patea el suelo y sólo al final muerde o patea. Tan pronto como el otro caballo se mueve, todo vuelve a un estado Cero, tanto en el interior como en el exterior.

A los caballos se les da bien esto, pero nosotros tenemos que practicar. Para poder tener una conversación mutua, es vital comprender como ajustar el volumen de tus propios movimientos en respuesta a los suyos. Puedes aprender a imitar su lenguaje y ajustar tu volumen con la intensidad adecuada.

Para hacer esto más fácil, podemos asignar números que representen los niveles de intensidad de movimiento físico o volumen que puedes usar en una conversación con un caballo. Hay cinco números: Cero, Uno, Dos, Tres y Cuatro. A medida que suben los números, también lo hace el énfasis de tus movimientos. Usando los números para etiquetar los niveles de conversación se elimina el apego emocional a los mismos. De hecho, no debería haber ninguna emoción negativa en ninguna conversación que tengas con un caballo, no importa lo mucho que suban los gestos.

En general, estar Cero en el exterior es como estar Cero en el interior: significa tranquilidad total y absoluta en la mente y en el cuerpo. ¿Qué aspecto tiene estar en estado Cero en el exterior? Cero intensidad, energía o actitud no significan que no estés haciendo nada. Cero exterior es la forma en que lo haces, físicamente.

Estar a cero tiene diferentes posturas. Podrías:

• Doblar una rodilla para desplazar tu cadera a un lado, como hacen los caballos.

• Poner las manos en los bolsillos, suavizar tu mirada y bajar ligeramente la cabeza a la vez que respiras profundamente.

• Mirar al suelo y “exhalar” un suspiro.

• Dejar tu cuerpo suelto como si fuera el de un muñeco de trapo.

Todos desarrollamos nuestra propia versión de estado cero en el exterior cuando estamos con caballos. La siguiente fase de intensidad es el nivel 1, que es sólo la intención (tu determinación a actuar de cierta manera) sin apenas movimiento. El volumen del nivel 2 añade movimiento a la intención. El nivel 3 añade movimiento hacia el caballo y puede incluir tocarlo. El nivel 4 de volumen es el más intenso, incluyendo grandes gestos dados en cualquier situación.

Otra forma de verlo es considerar las cinco fases de movimiento físico o volumen como: Calma, Pensar, Preguntar, Pedir e Insistir. Recuerda que no se trata del entrenamiento, sólo del lenguaje. Las diferentes intensidades de movimiento son los adjetivos en la comunicación. Tu objetivo es volver de manera habitual al estado Cero, no importa el nivel de intensidad que se haya usado para un ejercicio o conversación.

Abandonar la intención, movimiento, gesto o toque (”bajar” el volumen) es lo más difícil de aprender para nosotros. Si practicas volver al estado Cero en el interior y en el exterior siempre y cuando sea necesario, muchos de tus problemas con tu caballo se diluirán. Los caballos sueltan el estrés y el esfuerzo más fácilmente que los humanos. Nosotros tendemos a mantener una carga emocional mucho tiempo después del incidente que nos causó el estrés. El estado Cero puede ayudar a cambiar esto.

OBSERVACIÓN Y CONSCIENCIA

Un caballo se comunica usando todo su cuerpo. Como ya hemos mencionado, vemos este lenguaje kinestésico tanto en el más pequeño de los gestos, como en los grandes movimientos, posturas y posiciones. Todo lo que hacen los caballos, incluso cuando están de pie inertes, significa algo para el resto de caballos. Ser conscientes de la comunicación con los caballos es muy simple en realidad. Sólo se requiere prestar atención a tu caballo siempre que estés con él.

Puesto que su lenguaje es predominantemente visual, los caballos se observan atentamente unos a otros, incluso cuando no parece que estén haciendo nada. Los caballos siempre están atentos a ti cuando estás con ellos. Así que hay que plantearse ser como caballos cuando les observas.

Simplemente observando, haces que tu caballo esté más interesado en ti, porque estás mostrándole que estás interesado en él. Los caballos se comunican con nosotros todo el tiempo de maneras tan sutiles que ni nos damos cuenta.

Por ejemplo, cuando les das de comer, les echas el heno y te vas para casa para irte a trabajar. ¿Cuántos volvéis la vista atrás y observáis que una oreja del caballo todavía está girada hacia ti, incluso cuando están comiendo y tu te estás marchando? ¿Porqué es tan importante algo tan pequeño como esto? Porque es el tipo de cosas que hacen los caballos unos con otros. Todos los movimientos en una manada se observan. Con tiempo y práctica aprenderás a darte cuenta de cada pequeña cosa también.

¿Sólo limpiando el paddock o la cuadra? Observa a tu caballo lo más de cerca que puedas cuando trabajes a su alrededor. ¿Sacas a tu caballo con sus compañeros? Observa cuando y como interactúan los caballos unos con otros. ¿Miras por la ventana a la manada en el campo? Observa que hacen, como se mueven. Contra más aprendas sobre su lenguaje, más te darás cuenta de todo lo que pasa que antes ni siquiera lo pensaste.

Observar a tu caballo es un mensaje de “acercamiento”: él sabrá que le estás observando, intentando verle y comprenderle, y como resultado, se sentirá más comprometido y la confianza crecerá sin que te des cuenta siquiera. Un día, tu tímido caballo acercará su hocico a ti para intercambiar un aliento o te saludará con un gesto de asentimiento de cabeza cuando te acerques a la puerta. Que le observes atentamente le llegará de una forma nueva, una que el comprende. Estarás escuchando su lenguaje corporal.

Cuando no ponemos atención en una observación habitual, el caballo tiene que usar los recursos equivalentes a “gritarnos” en lenguaje equino, es decir que comunica su felicidad, miedo, confusión y dolor con grandes gestos. Algunos de estos grandes movimientos pueden llamarse vicios porque no sabemos porque los están haciendo. Por ejemplo, protesta al atarlo con dos ramales, pisa tu pie o sale de la cuadra aceleradamente. Lo podríamos etiquetar de tozudo o estúpido, pero somos nosotros los ignorantes. Simplemente no hemos sabido leer las formas sutiles en las que el caballo nos ha intentado decir lo que le preocupa.

Algunos caballos se cierran y ni siquiera intentan mostrarnos lo que piensan o sienten. Han aprendido que no vale la pena hacer el esfuerzo. ¿Para qué intentar comunicarse con una especie que no se interesa en aprender, ver o reconocer sus percepciones? La mitad de una conversación es escuchar y la otra mitad es hablar. Si aspiras a ver el lenguaje de tu caballo, debes recordar escuchar incluso cuando el caballo está diciéndote cosas que no quieres oír. Cuando tu caballo se pone nervioso y no sabes qué hacer, asegúrate de estar a salvo y luego ve a tu Cero interior. Por lo menos esto te permitirá tener el estado mental correcto para poder observar a tu caballo y quizás elaborar una estrategia que le ayude. Verás a tu caballo con un nuevo nivel de consciencia cuando sepas qué palabras usa.

SEÑALES DE EMOCIONES

Los perros, gatos y personas muestran emoción de una manera directa. Los perros y gatos vienen hacia ti cuando vuelves del trabajo a casa, te siguen alrededor y se frotan contra ti. Los caballos, no obstante, al ser animales presa, muestran emoción de manera indirecta, expresan afecto, por ejemplo, dejándote tu espacio y prestándote atención. Expresan amor tratándote como tratarían a un caballo amigo, estando tranquilo, relacionándose, permitiéndote entrar en su espacio y a veces buscando el contacto físico como harían con otros caballos.

Disfrutamos de cómo nos sentimos con los caballos. Nos podemos sentir envueltos en el estado de paz y calma, que es el estado Cero interior del caballo. Montamos para fundirnos con su cuerpo que es mucho más grande que el nuestro. Queremos sentir que nuestros corazones van a una con su enorme corazón. Muchos tenemos todavía esta necesidad. Es más profunda que la de practicar una técnica de aprendizaje, que la de hacer una actuación ganadora de un premio, más aún que la de divertirse. Es la necesidad de comunicar amor y afecto a tu caballo y saber – sin ninguna duda – que tu caballo te ofrece amor y afecto a ti también.

La madre naturaleza dotó a los caballos de un sentido del humor, curiosidad y una enorme motivación para el juego, casi como compensación por tener que preocuparse siempre de ser comidos. Estas son expresiones que muchos propietarios pueden reconocer, por ejemplo cuando un caballo sacude sus orejas, está demostrando su sentido del humor. El juego y el afecto se muestran a veces cuando ponen las orejas de lado o dan grandes soplidos.

Luego hay mensajes defensivos comunes, por ejemplo, tu caballo puede estar diciendo No! con un barrido de cola o pateando el suelo. Un caballo mantiene la cabeza alta cuando percibe una amenaza, es menos probable que el león o lobo pueda agarrar su morro si lo mantiene en alto. Una cabeza alta también indica que el caballo está confundido, pero cuando está asustado de verdad, levanta su cabeza y la echa hacia atrás lejos de lo que percibe que es peligroso.

Puedes haber visto a un caballo corriendo a toda velocidad con hierba o heno colgando de su boca. El caballo tiene un paladar blando que se cierra sobre su esófago, permitiéndole respirar por la nariz pero no tragar. Debido a la posición y el largo del paladar blando del caballo, es uno de los pocos animales que puede respirar sólo a través de la nariz. A veces se observa cómo los ojos de un caballo parecen sobresalirse cuando es sorprendido, como permitiéndole ver mejor en la distancia. Los caballos están hechos para correr distancias cortas a una gran velocidad. Cuando entran en pánico, sus hombros, que no están unidos al esqueleto mediante una clavícula, rotan hacia arriba, haciéndoles literalmente más altos. Esto libera la parte trasera de la cavidad de las costillas para que puedan tomar inspiraciones más grandes.

Puede ser que te haya pasado que algún caballo que te haya empujado con su mano. Empujarte significa que reclama tu espacio, se considera por encima de ti en su jerarquía de manada. Una versión muy extrema de este mensaje defensivo, que puede hacer un caballo con otro, es un choque corporal lateral, es casi como un movimiento de artes marciales.

LA MAGIA DE IMITAR

Los caballos tienen un lenguaje altamente ritualizado y predecible. Se expresa a través de un lenguaje corporal específico. Cuando comprendas cómo y qué están comunicando, podrás imitar su lenguaje corporal con ellos, cosa que hace que la conversación sea posible.

Cuando somos niños, muchos fingimos ser caballos. ¿Recuerda como “trotabas” o “galopabas” alrededor, sacudiendo la melena y saltando sobre las cosas? Obviamente, los caballos son cuadrúpedos y tienen una orientación horizontal mientras que nosotros somos bípedos y inclinados verticalmente, pero ambos tenemos cabezas, caras, cuellos, torsos y piernas. Hay una diferencia en la forma en que expresamos movimientos o gestos, pero no obstante, nuestra imitación del lenguaje del caballo siempre está enraizada con la forma en que ellos se comunican visualmente unos con otros.

Imitar a un caballo es una gran oportunidad de ser un estudiante de la naturaleza. Simplemente mira hacia donde él mira, para cuando él pare, como si jugaras a un juego de niños. Por muy tonto que te parezca, imita libremente a tu caballo. Sin tener ningún objetivo en mente, intenta traducir su lenguaje corporal en un movimiento propio tuyo. Esto puede ser un desafío porque nos han enseñado que siempre tenemos que estar al mando con los caballos. En realidad, quizás la única conversación que has tenido con un caballo ha sido “Soy el humano y tu vas a hacer sólo lo que te diga”.

Imitarles puede liberarte de los condicionamientos adquiridos y llevarte a un momento auténtico contigo mismo. Observar e imitar te dan el espacio para leer la personalidad individual del caballo. Es un gran alivio liberarnos de nuestras “maneras humanas” y simplemente estar con un caballo con su sentido del tiempo y su sentido de las relaciones, emociones y procesos de pensamiento. Soltar nuestra agenda y ego humanos, incluso por breves periodos de tiempo, mientras practicamos la conversación, y fomentamos conexiones más profundas con nuestros amigos equinos.

EL ARTE DE LA CONVERSACIÓN

Una vez empieces a ver su lenguaje, empezarás a ver como el caballo a veces tiene ideas cuando está contigo. Cuando has establecido una comunicación, puedes ver lo interesado que está en tus ideas. La mayoría de ideas de un caballo son sobre las relaciones con otros caballos, la negociación del espacio personal y las necesidades de agua y comida, por su puesto. La cría de caballos se centra en ciclos, el nacimiento y la cría del potro. A la mayoría de caballos no se les ocurriría naturalmente que puede ser divertido empujar una pelota grande, saltar en un circuito de obstáculos o “bailar” con un humano de dos patas sobre él o a su lado.

A los caballos les encanta que se les alabe. Se sienten orgullosos de sus logros con nosotros y disfrutan siendo admirados. Cuando se sienten escuchados, muchos caballos pedirán hacer cosas y disfrutarán demostrando lo bien que saben hacerlas.

El entrenamiento de los caballos usa una forma de moldear el comportamiento en ejercicios repetitivos. A menudo consiste en premiar los movimientos deseados y castigar los no deseados. Si un entrenador es consecuente, habrá algún tipo de modificación de comportamiento exitosa. A los caballos se les entrena a actuar sin pensar. No entienden porque se les obliga a realizar los mismos movimientos una y otra vez. No están participando, ni presentes ni siquiera pensando en lo que está pasando. No tienen ideas. En el momento en el que un caballo piensa en lo que se le pide, es cuando se debería dejar de pedir. Sólo haciendo esto ya es un premio para él por pensar. Esto le hace más fácil a él hacer las cosas bien y le dificulta que se equivoque. También relaja al caballo y le ayuda a fomentar su confianza.

Fomentar la comunicación consiste en salir de las creencias limitantes del pasado y avanzar hacia una nueva comprensión el uno del otro, donde ambos tenéis ideas que vale la pena explorar. Se inicia una conversación con un caballo haciéndole una pregunta. No habrá dos caballos que respondan de la misma manera. Tienen personalidades distintas y te responderán en base a sus necesidades o preferencias. Depende de ti observar e interpretar sus respuestas según lo que estén comunicando. Tu siguiente movimiento o gesto debería ser una respuesta adecuada. Entonces observas su siguiente movimiento y así sucesivamente, hasta el final de la conversación. Cuando lo pongas en práctica verás que tu caballo está haciéndote preguntas todo el rato y observando y esperando tu respuesta.

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