Una investigación ha demostrado que cuando un caballo muestra un mal comportamiento al ser ensillado o montado puede ser indicativo de un problema físico subyacente. Esta investigación la llevó a cabo la veterinaria de equinos Sue Dyson, quien presentó su investigación en el seminario web 'Tacking up - being a pain or in pain?' de World Horse Welfare a principios de este mes.
En el estudio con 193 caballos, se identificaron 64 reacciones, habitualmente consideradas como "normales" por los jinetes, relacionadas con ser ensillados y montados. Éstas se mostraban más comúnmente en aquellos caballos que estaban cojos, tenían la silla mal ajustada o eran montados por alguien que se sentaba demasiado hacia atrás.
Se analizó la relación entre el comportamiento de los equinos cuando se ensillan y montan y la presencia o ausencia del aumento de la tensión y el dolor de los músculos del dorso, la hipersensibilidad en la zona de la cincha, el buen ajuste de la silla al caballo y al jinete, la posición y equilibrio del jinete y si hay cojera yendo del ramal y/o montado.
Si bien los jinetes eran conscientes cuando las reacciones eran de comportamientos potencialmente peligrosos, como patear o intentar morder, no se daban cuenta de reacciones más pasivas y sutiles, como morder el bocado, echar las orejas hacia atrás y agitar la cola.
Una encuesta realizada al comienzo del seminario web reveló que el 12% de la audiencia creía que su caballo no estaba contento cuando lo ensillaban o lo montaban, pero después de ver la presentación de la investigación de Sue, esta cifra aumentó al 42%.
Ser capaz de reconocer estas señales de comportamiento es importante, porque el comportamiento anormal durante el ensillado y la monta puede reflejar la anticipación del dolor durante el ejercicio montado.
Aprender a observar y entrenar la vista
Durante el estudio, se evaluó clínicamente a cada uno de los caballos, se les observó mientras se les colocaba la silla y se les montaba, y se les realizó una evaluación del ajuste de la silla antes de montarlos al paso, al trote y al galope. Luego se buscó ver si mostraban cojera usando una escala del 0-8 y la cifra resultante se combinó con su puntuación en el Etograma de Dolor en el Caballo Montado (una serie de comportamientos que se pueden usar para ayudar a diagnosticar la presencia de dolor musculo-esquelético).
Utilizando esta fórmula, se determinó que de los 193 caballos, que se creía que sus jinetes trabajaban cómodamente, el 70% presentaba una cojera moderada cuando eran montados, en una escala de valoración de entre no cojera, cojera leve, moderada o grave. La tasa de comportamiento anormal durante el rato que se ensillaba a los caballos fue 1,4 veces superior en los caballos con cojera moderada que en los caballos que no tenían cojera, basándose en la combinación de parámetros comentada anteriormente.
Los propietarios deben ser conscientes de que estos comportamientos no son normales y pueden ser una manifestación de problemas subyacentes. Hay que aprender a observar y entrenar la vista. La educación es importante para mejorar el bienestar y el rendimiento de los equinos. Si observa de forma constante anomalías en el comportamiento de su caballo mientras lo ensilla, es importante buscarle ayuda profesional.
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